Dos semanas después de la invasión alemana, la revista para mujeres Libelle (Libélula) escribe sobre los pobres hombres alemanes que están lejos de sus casas: Meses y meses fuera de casa, lejos de sus esposas e hijos. Son hombres que sirven a su patria con devoción y a los que tenemos que respetar.
El comandante de las fuerzas alemanas Von Falkenhausen escribe: Die Haltung der Bevölkerung sei einwandfrei und überraschend bereitwillig. Jeder Hass fehlt, innere Ablehnung sei nicht fühlbar (traducción del alemán: La actitud de la población es perfecta y sorprendentemente complaciente. No hay odio ni se nota ningún rechazo.
La obediencia y la resignación predominan en la actitud de los holandeses. También admiración y el deseo de formar parte de ese nuevo orden y de ese gran Imperio Alemán.
Los holandeses traicionaron, detuvieron, encarcelaron, custodiaron, transportaron, robaron bienes y dinero
El alemán Eichman, responsable del transporte de judíos en todo el territorio Nazi reporta: En los Países Bajos, el transporte de judíos transcurre sin ningún tipo de problemas, es un placer verlo.
El jefe de policía más alto en los Países Bajos, Rauter, relata: La policía holandesa trabaja muy bien y detiene cientos de judíos, día y noche. El único riesgo que existe es que algún policía de vez en cuando se haga con bienes judíos.
El representante de los Países Bajos que durante la guerra estaba ubicado en la embajada sueca (la embajada holandesa había sido cerrada) y que defendía los intereses de los Países Bajos estaba más pendiente de sus partidos de golf y de hacerse el importante que de los intereses de los holandeses condenados a muerte en Alemania.
En los Países Bajos, el número de personas que se unen a las SS voluntariamente es más alto que en cualquier otro país ocupado.
Murieron más holandeses que formaban parte del servicio militar alemán, que soldados holandeses durante la defensa de los Países Bajos contra los alemanes.
