Hechos notables después de la guerra

También después de la guerra, a Roosje le pasa de todo. Se hace evidente que, a pesar de que la guerra haya terminado, el antisemitismo no ha disminuido en los Países Bajos. En esta sección se describen sus experiencias.

El antisemitismo aumenta; una amiga que también sobrevivió a los campos le cuenta a Roosje que la acosaron en la calle, diciéndole: Judía de mierda, se han olvidado de gasearte.

De los sobrevivientes que volvieron, más de uno emigró al extranjero tras la acogida fría que recibieron. A pesar del llamamiento del gobierno holandés, Roosje decide no volver a los Paises Bajos y quedarse en Suecia, donde la había alojado la Cruz Roja sueca.

El diario de la resistencia De Patriot (El Patriota) escribe en julio de 1945: Los judíos reaparecidos deberían darle las gracias a Dios por la ayuda recibida y sentirse pequeños. Puede que hayamos perdido a personas mucho mejores que ellos. Y hay otra cosa de la que también tienen que ser conscientes los escondidos: deben mucho. Más les vale estar agradecidos.

Poco después de la guerra, el príncipe Bernard que desde Londres había luchado por la liberación de los Países Bajos y que siempre había estado en contacto con la resistencia holandesa, respondió a la pregunta de un periodista de si mucha gente había participado en la resistencia: Durante la guerra unos pocos, después de la guerra un millón.

En los Países Bajos, el porcentaje de la población judía que fue asesinado o que nunca más volvió, es considerablemente más alto que en los dos países con regímenes nazi, Alemania e Italia. El porcentaje es comparable con el de algunos países notablemente antisemitas como Polonia, donde se exterminó a casi toda la población judía.

El 90% de la familia de Roosje fue asesinado.

El gobierno holandés redactó una ley que complicó la devolución de dinero, cuadros y bienes robados. Algunas veces, funcionarios estatales repartieron entre sí bienes robados. ´El estado de derecho´ Los Países Bajos actuó de manera ilegal frente a muchos de los judíos que volvieron al país, algunas veces directamente robando sus pertinencias. Los retornados no podían recurrir al Estado. Sesenta años después de la guerra, el gobierno dijo que será indulgente en cuanto a la devolución de cuadros, pero en ese momento, casi todas las victimas ya habían fallecido.

En el campo de acogida en Suecia, Roosje recibió un abrigo de invierno de la embajada de los Países Bajos en Suecia. Dos años después, recibe la factura. Suecia, en cambio, regaló ropa, asistencia médica y alojamiento a los sobrevivientes de los campos que había acogido.

El abogado del ex-marido de Roosje, Leo, quien fue detenido tras declaraciones de Roosje, amenaza a Roosje y la culpa injustificadamente.
En el acta judicial del Tribunal, éste dice sobre Roosje: Hoy en día es común y corriente que los judíos intenten buscar su rehabilitación haciendo trampas. ¿Quién dice que éste no es también el caso de Roosje?

El gobierno impone cuotas tributarias a las familias de personas asesinadas en los campos. También les pasa a Roosje y a su hermano. Los familiares sobrevivientes notificaron a las autoridades que las personas habían sido asesinadas. Como no lo podían comprobar, se impusieron las cuotas igualmente y las cobraron, sin permiso del propietario, de los fondos depositados en cuentas del banco Liro, propiedad del estado neerlandés. Solo muchos años más tarde, se devolvieron esas cuotas pagadas injustificadamente.

La liquidación de las recompensas de Alemania recibidas por las victimas (la llamada Wiedergutmachung (reconciliación)) es muy lenta en los Países Bajos. Cuando, en 1964, Roosje se quiere informar de cómo va el asunto, recibe como respuesta: Para evitar más trabajo, le agradecería si, de aquí en adelante, se abstuviera de ponerse en contacto con nosotros ya sea por escrito o por teléfono.
Firma el jefe de la agencia central de liquidación de recompensas alemanas.

En reiteradas ocasiones, el Estado Los Países Bajos le niega a Roosje una recompensa alemana, cada vez por motivos diferentes. Solo después de que la reina Juliana mencionara el tema en un discurso, Roosje recibe una modesta recompensa.

Después de la guerra, los alemanes decían: Wir haben es nicht gewusst (no lo sabíamos). Asimismo muchos neerlandeses tampoco sabían nada. Por ejemplo el alcalde de Naarden. En su posición de alcalde daba órdenes al cuerpo de policía de su ayuntamiento. Sin embargo, después de la guerra declaró que no supo de la detención de Roosje y su madre por parte de ese mismo cuerpo de policía. El oficial del Sicherheitsdienst tampoco sabía nada. Nadie sabía nada.

Léase las declaraciones sobre la detención de Roosje:

Fiesta familiar 1939, salvo dos, todos fueron asesinados
Primas asesinadas